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Lo sutil es enorme. Lo leve no es menos real»
Graffiti anónimo
La mayoría de los estudios que han estudiado las consecuencias del daño hipóxico-isquémico cerebral al nacimiento se han centrado en la detección de aquellas secuelas, fundamentalmente motoras y de los hitos mayores del neurodesarrollo, que pueden detectarse en los dos primeros años de vida. En la actualidad, cada vez se centra más la atención en el estudio de la discapacidad no motora, discapacidad que afecta a largo plazo de manera muy adversa a la calidad de vida de estos niños. Entre estas discapacidades más sutiles, que pueden no ser detectadas en los primeros años de vida, se encuentran las dificultades de aprendizaje y neuropsicológicas, el autismo, la epilepsia y el déficit visual o auditivo no grave.
Tradicionalmente se ha considerado que los recién nacidos que presentaban encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI) leve tenían un pronóstico bueno, no presentando secuelas en su neurodesarrollo. En el estudio prospectivo que hoy comentamos, realizado en recién nacidos con EHI tratados en normotermia, se observa que aquellos recién nacidos con una EHI leve, graduada clínica y elecroencefalográficamente, tenían a los 5 años menor cociente de inteligencia que recién nacidos controles sin EHI, y, además, no había diferencia en el desarrollo cognitivo de los recién nacidos con EHI leve y EHI moderada.
Además de la limitación, reconocida por los autores, del pequeño tamaño muestral del estudio (22 recién nacidos con EHI leve), y el hallazgo de que los niños del grupo control tenían una puntuación en la escala de inteligencia de Wechsler para preescolares mayor de la publicada, creemos que considerar como un pronóstico adverso un pronóstico compuesto en el que se equiparan en importancia la muerte o la presencia de parálisis cerebral, déficit intelectual límite o severo, déficit visual o auditivo, con el diagnóstico de trastorno del neurodesarrollo, como el trastorno de déficit de atención, el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, o los trastornos específicos del lenguaje, es poco “realista”.
En cualquier caso, creemos que este estudio es de gran importancia ya que pone de manifiesto, por un lado la necesidad de un seguimiento a largo plazo de todo recién nacido que haya presentado una EHI independientemente de su intensidad, y, de otro, la necesidad de realizar ensayos clínicos de agentes neuroprotectores que incluyan a recién nacidos con EHI leve.
Murray DM, O’Connor CM, Ryan CA, et al. Early EEG Grade and Outcome at 5 Years After Mild Neonatal Hypoxic Ischemic Encephalopathy. Pediatrics. 2016;138(4): e20160659