Project Description

Caso Septiembre 2019

Corresponde a una primera gestación de 26+6 semanas y de peso adecuado para la edad gestacional de una madre con una corioamnionitis por Burkolderia cenocepace. La recién nacida nació mediante cesárea con un bajo peso para la edad gestacional, con una prueba de Apgar al minuto de vida de 8 y a los 5 minutos de 10 y un pHau 6.97. Anemia al nacimiento con un Hto 42%. La exploración física y neurológica/dismorfológica fue normal. A los 3-5 días de vida se realizan ecografías cerebrales secuenciales. (Figuras 1A y 1B).

Figura 1A. Ecografía cerebral. Corte coronal  

Figura 1B. Corte sagital

Ante la presencia de este hallazgo en la ecografía cerebral, cuál sería el diagnóstico más probable:

1) Infarto arterial isquémico

2) Infarto hemorrágico venoso

3) Malformación vascular cerebral

4) Ninguna de las anteriores es correcta

Respuesta correcta: 2) Infarto hemorrágico venoso temporal derecho.

En el corte coronal y parasagital derecho de la ultrasonografía cerebral de nuestra paciente (Figura 1 A y 1 B) se aprecia una imagen hiperecogénica temporal derecha. Debido a la localización de la imagen es sugestiva de un infarto venoso hemorrágico que abarca surco medio temporal derecho secundario a trombosis de la vena de Labbé, no visualizada por ecografía-Doppler pero se descarta una malformación vascular. A los 5 días ya se aprecia un quiste malácico en la parte central de la lesión hiperintensa, lo que sugiere que probablemente el evento trombótico haya sido ante-perinatal.

La vena de Labbé ya puede aparecer en el tercer trimestre de vida fetal, también recibe el nombre de Vena anastomótica inferior; pertenece al sistema venoso superficial descendente; principalmente comunica la vena Silviana superficial con el seno transverso. (Fig. 2 y 3). La trombosis venosa de Labbé es extremadamente infrecuente en neonatos, su prevalencia es desconocida.

La etiología en la mayor parte de los casos es idiopática, se atribuye, como teoría más
aceptada a traumatismos en el parto (debido a daño en las venas corticales superficiales o en los senos durales), sin poder descartar otras causa, como: asfixia perinatal, deshidratación u infección.

Su importancia radica en el hecho de que por su localización podría dar lugar a un foco epiléptogénico a corto o largo plazo y en el seguimiento neurológico propio de un prematuro extremo se tendría que hacer hincapié, en la valoración auditiva y del lenguaje, así como realizar RM cerebral con visualización de la vascularización venosa y estudio trombofílico.

Figura 2. La vena anastomótica posterior, vena anastomótica inferior o vena de Labbé coloreada en azul. En rojo la vena anastomótica superior o de Trolard. 

Figura 3. Territorios de drenaje de la vena de Labbé.

GANADORA: Maris del Mar Meseguer Cabalceta