Uno de los desafíos más difíciles en la práctica clínica es anticipar durante el ingreso en la UCIN o al alta de la misma que recién nacidos pretérminos presentaran trastornos cognitivos o conductuales durante la niñez. Esta identificación es esencial para iniciar precozmente terapias dirigidas, incluir al paciente en programas de seguimiento específicos e iniciar apoyo específico a la familia. Hasta el presente, solo la evaluación de los movimientos generales, han mostrado una aceptable eficacia para anticipar problemas cognitivos y conductuales.

Una escala desarrollada hace casi 20 años para examinar la conducta de neonatos de riesgo, la “Neonatal Intensive Care Unit Network Neurobehavioral Scale” (NNNS) ha mostrado en una investigación reciente, publicada en JAMA¹ que puede identificar de forma muy temprana problemas cognitivos y del comportamiento.

En este estudio 556 neonatos <30 semanas de gestación fueron evaluados con la NNNS antes del alta hospitalaria y evaluados a los 2 años de edad corregida con la escala de Bayley-III y la Child Behavior Checklist (CBCL). Los neonatos que presentaron al menos 2 morbilidades médicas se consideraron de alto riesgo médico y aquellos con alguno de 2 perfiles específicos no óptimos en la NNNS como de alto riesgo conductual.

En este estudio, los bebés con alto riesgo médico y conductual (en base a la NNNS) tuvieron 4 veces más probabilidades de tener puntuaciones motoras < 85 y 2,7 ​​veces más de tener puntuaciones cognitivas < 85. No obstante, el 53% de estos bebés tuvo puntuaciones <85 en uno o ambos dominios. También, la proporción de bebés con puntajes atípicos en el CBCL fue 2 veces más alta en el grupo de bebés con alto riesgo conductual. El riesgo ajustado de problemas de conducta fue mayor en el grupo de alto riesgo conductual y se apreció una fuerte asociación entre los perfiles de alto riesgo en la NNNS y un bajo nivel socioeconómico materno.

Aunque la escala NNNS puede ser una estrategia útil para establecer el riesgo de problemas cognitivos y conductuales, el dato de que casi la mitad de los niños con alto riesgo conductual no muestran alteraciones posteriores a los 2 años, ilustra que aún estamos lejos de poder identificar certeramente al alta de la UCIN a aquellos prematuros que presentaran ulteriormente problemas cognitivos y/o de la conducta.

https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2794298