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Mortalidad y resultados neuroevolutivos en la meningitis de inicio tardío en neonatos con prematuridad extrema

La meningitis neonatal asocia un mayor riesgo de muerte y morbilidad neurológica, y los neonatos con prematuridad extrema son el grupo etario más vulnerable. Esta mortalidad y morbilidad puede ser evitada o, en su defecto, aminorada mediante el diagnóstico y el tratamiento certero precoz, el cual precisa de una punción lumbar (PL). Sin embargo, la incidencia de esta entidad, así como la práctica de la PL y la política antibiótica pueden haber cambiado con el tiempo. Por ello, un reciente estudio, publicado en JAMA Network Open, se propuso conocer: 1) la incidencia de meningitis tardía (MT) durante la hospitalización de neonatos prematuros de 22 a 26 semanas de gestación; 2) los resultados del desarrollo neurológico a los 18-26 meses de edad corregida; y 3) la frecuencia de PL durante la evaluación de los bebés con sepsis tardía (ST).

El estudio es un análisis secundario de una cohorte prospectiva multicéntrica de neonatos extremadamente prematuros nacidos entre 2003 y 2017 con seguimiento del 2004 al 2021. De 13.372 neonatos con una edad gestacional media de 25,4 semanas, una MT fue diagnosticada en 167 (1%), mientras que una sepsis tardía sin meningitis (ST) fue diagnosticada en 4.564 (34%). El 16% de las MT ocurrieron en ausencia de un hemocultivo positivo. La incidencia de MT disminuyó del 2% (95% IC, 1%-3%) en 2003 al 0,4% (95% IC, 0,7%-1,0%) en 2017 (p < 0,001). Los gérmenes más comunes fueron Staphylococcus coagulasa negativo (59%), Candida albicans (23%) y Escherichia coli (16%). La realización de PL como parte de la evaluación de la ST disminuyó del 36% en 2011 al 24% en 2017 (p < 0,001). Durante este período, el 3% de los bebés a quienes ser realizó PL por ST presentaron MT. El rendimiento de la PL varió según el centro y entre aquellos con ST. La incidencia de muerte o deterioro del desarrollo neurológico fue del 48% en las MT por Staphylococcus coagulasa negativo, del 64% en las MT por los demás patógenos bacterianos y del 79% en la MT por patógenos fúngicos. El riesgo relativo ajustado de muerte o alteración neurológica aumentó entre los niños con MT (aOR, 1,53; IC del 95%, 1,04-2,25) y entre aquellos con ST (aOR, 1,41; IC del 95%, 1,29-1,54).

Este estudio sugiere que debe considerarse la PL en prematuros extremos cuando se sospecha una ST. La PL es un procedimiento seguro y las implicaciones de pasar por alto una MT son graves.  Para mejorar la PL, la ecografía puede ser útil para guiar el procedimiento y facilitar la obtención de LCR. Los paneles genéticos en LCR pueden complementar los cultivos de LCR y mejorar la precisión diagnóstica cuando estos se obtienen después del inicio de la terapia antimicrobiana. Tanto la MT como la ST asocian un mayor riesgo de muerte o morbilidades neurológicas. Como señalan los autores es preciso dilucidar si el diagnóstico consistente, preciso y oportuno de la MT puede mejorar los desenlaces en la población pretérmino más vulnerable.