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La eritropoyetina no parece neuroprotectora ni neurorreparadora en prematuros con hemorragia intraventricular

La eritropoyetina (EPO) es una de las moléculas que más interés ha generado como agente neuroprotector y neurorreparador. En modelos animales, esta glicoproteína disminuye la apoptósis, la inflamación, la excitotoxicidad y estimula al alza los enzimas antioxidantes. Por si fuese poco, parece tener un efecto neurorreparador al estimular la neurogénesis, la angiogénesis y la migración de neuronas en regeneración. 

Se acaban de publicar en JAMA Network Open los resultados preliminares sobre la seguridad y eficacia de la EPO en dosis altas después tras el diagnóstico de hemorragia intraventricular (al menos de grado 2) antes de los 8 días de vida en prematuros menores de 32 semanas de gestación. Los bebés se asignaron al azar el día 8 de vida, a una dosis de 2.000 unidades/kg de peso corporal (o placebo), 5 dosis dentro de los primeros 17 días de la inclusión. Los desenlaces evaluados fueron las alteraciones en la resonancia magnética a la edad equivalente a término (RM a EET) y los eventos durante el ingreso hasta el alta hospitalaria. Aunque los resultados neuroevolutivos están pendientes, la administración de EPO fue segura pero no se observaron diferencias en los hallazgos de RM a EET. El estudio tiene la limitación del pequeño número de pacientes por brazo (n=60 vs 61) y además no se específica si se administraron suplementos de hierro para prevenir la deficiencia de hierro, algo común en este tratamiento. Aunque habrá que esperar a los resultados neuroevolutivos (5 años), estos resultados provisionales sugieren que la EPO no es neuroprotectora ni neurorreparadora en el pretérmino con hemorragia intraventricular. 

Los resultados de este estudio se alinean con el estudio PENUT y con el Estudio Suizo de Neuroprotección. El primero fue un ensayo clínico que incluyó 941 prematuros de entre las 24 y 28 semanas de gestación y administró 5 dosis de 1.000 unidades/kg de peso corporal por dosis durante las primeras 2 semanas, seguido de 400 unidades/kg de peso corporal por dosis 3 veces por semana hasta las 32 semanas de gestación. Ese estudio no encontró diferencias en la muerte o el desarrollo neurológico a los dos años. El estudio suizo incluyó 448 neonatos entre las 26 y 32 semanas de gestación, y tampoco encontró beneficios en el neurodesarrollo de los tratados a los 5 años.

La evidencia disponible sobre la posible eficacia neuroprotectora y neurorreparadora de la EPO en neonatos prematuros es desalentadora y se suma a los frustrantes resultados del estudio HEAL (comentado hace unas pocas semanas), el cual no encontró diferencias en la muerte o en el neurodesarrollo a los 2 años entre bebé tratados y no tratados con encefalopatía hipóxico-isquémica. Aunque son necesarios más estudios, nuestras expectativas de la EPO como tratamiento para reducir el daño cerebral sobrevenido en prematuros y termino van menguando.